LA ENSEÑANZA

Alguien dijo una vez:

El principio de la educación es predicar con el ejemplo.

sábado, 5 de marzo de 2011

Inculcar modales a los niños

Todo niño está capacitado para adquirir modales y reglas de conducta siempre y cuando sean apropiadas a su edad. Por supuesto que no puedes esperar que un bebé de 18 meses se comporte perfectamente las 24 horas del día, pero sí puedes inculcarles buena educación desde muy temprano, de modo que puedas ir asentando los cimientos para unas positivas relaciones interpersonales. Te mostramos cómo puedes hacerlo a cada edad




De 1 a 2 años

Los bebés y niños menores de 18 meses pueden empezar comprendiendo las reglas básicas de la educación. Probablemente no entenderán totalmente lo que les estás enseñando pero puedes empezar llevando cabo lo siguiente:


Practica en un contexto
Considerar los sentimientos de los demás es la raíz de la buena educación. Puedes explicarle a tu hijo que cuando ayudas, por ejemplo, al vecino a buscar las llaves que se le han perdido, él se sentirá bien y tú también. Muéstrale también lo educadas que son las personas que tenéis alrededor: la cajera en el súper al saludar y dar las gracias. El vendedor de periódicos al dar los buenos días y hacerle una carantoña, etc. Poco a poco irá empapándose sin darse cuenta de estos valores.


Ten en cuenta su carácter
Hay niños que cuando empiezan a balbucear sus primeras palabras disfrutan saludando a todo aquel que pase por su camino, otros por el contrario, son más reacios a mostrarse cariñosos o simplemente son más tímidos. Debes tener en cuenta la personalidad de tu hijo y si no se siente cómodo siendo el centro de atención, quizá exprese su agradecimiento susurrando cabizbajo un gracias. Lo importante es que haya captado el mensaje.


En la mesa
Los niños menores de 1 año aún no tienen la habilidad de poner en práctica todas las normas de etiqueta en la mesa. Así que al principio no seas demasiado exigente. Comienza enseñándole una sola norma y repítela a menudo. Por ejemplo: “Cuando comemos lo hacemos sentados a la mesa”. Cuando la haya adquirido introduce nuevas reglas de una en una.


De 2 a 4 años

A esta edad los niños han desarrollado su memoria y su lenguaje y tienen un mayor control de sus impulsos, lo que significa que les resultará más sencillo aprehender buenos modales.


Actúa si es necesario
Si tu hijo, por ejemplo, le ha cogido sin su permiso un juguete a otro niño en el parque, debes intervenir y pedirle que lo devuelva. Si no accede, adviértele de las consecuencias que acarreará su comportamiento. No le hagas ver que puede elegir (¿Quieres devolverle el juguete?), simplemente dale la orden.


Compáralo con sus personajes favoritos
Ponle ejemplos de su “mundo”, lo entenderá mejor. Cuando tu hija se niegue a pedir perdón compárale con alguien que “conozca” bien: “Te estás comportando como las hermanastras de Cenicienta”. Con estos símiles sabrá enseguida a qué te refieres.


Elógiale
Si tu pequeño te pide algo “por favor” sin que se lo hayas dicho, alaba sus modales y recompénsale con lo que te haya pedido (dentro de lo posible, claro). Alrededor de los 3 años debe ser capaz de pedir las cosas por favor y dar las gracias cuando lo obtenga.


Refuerza jugando
Recordar las normas de educación mientras juegas con tus hijos es una buena forma de afianzar lo aprendido. Jugad por ejemplo a que estáis en un restaurante, colocándoos la servilleta en el regazo, pidiendo la carta por favor o saludando al resto de comensales (aunque sean de peluche y tengan un aire a Shrek…).

Supervísale
Los niños aprenden a base de repetir, así que debes estar preparado para ejercer de policía de la educación en todo momento. No debes confiarte y si detectas algún problema, no dudes en ejercer tu autoridad paternal.


De 4 a 6

A medida que los niños van creciendo, tendrán mayor capacidad para seguir las directrices que les marcas, y les encantará poner en práctica su buena educación. En el colegio recibirán multitud de órdenes: estar callados, hacer turnos, lavarse las manos… que deberán acatar con educación.


Habla de ello
Cuando las habilidades verbales de tu hijo y su nivel de comprensión sean los adecuados, puedes hablarle del significado y la utilidad de los buenos modales y preguntarle sobre qué es lo que él considera de buena o mala educación. Si crees que hay alguna norma que es incapaz de cumplir (se levanta de la mesa antes de que hayáis terminado, por ejemplo) procura hablarlo con él y llegar a un acuerdo (“Mientras acabamos el postre puedes levantarte y ayudar a recoger la mesa”).

Enseñar buenos modales a los niños es un proceso paulatino. Intenta ser paciente y ser consciente en todo momento de lo que tu hijo o hija son capaces dependiendo de su edad. Tu tiempo y paciencia se verán recompensados cada vez que diga gracias y se limpie con la servilleta antes de beber.


Buenas formas en la mesa
Comer juntos en familia es un aspecto muy importante para la socialización de tu pequeño.

No dudamos que cenar con un niño de 1 año puede parecerse más a la hora del almuerzo de los leones del zoo, que a una apacible cena familiar. Sin embargo, debes saber que comer juntos en familia, con la televisión apagada y sin otras distracciones, es un aspecto esencial para la socialización del niño. Si tienes presente la norma fundamental sobre dar de comer a tu hijo (tú preparas la comida y él se la come), la hora de la cena será mucho más agradable. Si además evitas las peleas habituales acerca de lo que come, deja de comer, cuánto come o lo que tarda en hacerlo, te resultará todo más sencillo.

Procura animar a tu hijo a ser autónomo en la mesa y ayúdale a conseguirlo. Asegúrate de presentarle la comida de forma que pueda cogerla con facilidad y no discutas sobre lo que hace con ella en el plato o cómo se la lleva a la boca. Enséñale, pero no le obligues.

Comer con las manos le hará sentirse competente, y practicar con una cuchara mucho más.

La mayoría de los niños de 18 meses debería saber usar la cuchara, más adelante podrán manejar el tenedor sin apenas dificultad. Al mismo tiempo tu hijo probablemente se aficione a beber de una taza, aunque aún necesite la ayuda de asas y pitorro.

Una de las mejores maneras de mejorar la actitud de tu hijo con la comida es permitir que se involucre en su preparación. Una vez que haya cumplido su primer año déjale que asuma alguna tarea que le haga sentirse una parte importante del ritual (llevar las servilletas a la mesa, sus cubiertos…). Cuando tenga 2 o 3 años invítale a participar en la elaboración de la comida (acercándote la lechuga de la nevera, rociando de canela las natillas…)

Trata de inculcar la sencilla norma de “prueba al menos un poco”. Intenta que tu hijo pegue al menos un solo bocado aunque la comida sea totalmente nueva para él. Explícale que sólo así sabrá si le gusta o no. A la mayoría de los niños les cuesta probar platos desconocidos, pero si se acostumbran a hacerlo les será muy útil cuando sean invitados a comer a casa de un amiguito.